martes, 25 de marzo de 2008

Entre el ir y venir

Combatiendo al poderoso calor, por fin llega. Me subo y no hay asientos, mis piernas no aguantaran mucho pienso, mientras una señora con una gran bolsa pestilente me empuja sin intención. Vuelvo a la realidad, ya no estoy en mis pensamientos. De pronto se baja un extraño sujeto (consumido y triste), logro agarrar el sitio.

Mientras me voy sumergiendo en mi mundo, en mis pensamientos, se sube una chica joven, como de mi edad, me desconcierta. Esta se sienta a dos asientos de mí a la derecha. La miro, me mira. Jugamos ese juego sigiloso por 20 minutos.
Me vuelvo a sumergir en mi mundo, en mis pensamientos. De pronto vuelvo a pensar en la chica, que extraño encontrar a alguien tan particularmente bella para mí en este asqueroso “micro”. Mi mente vuelve a la desagradable realidad, me paro con convicción, para hablarle a mí “ninfa” de 20 minutos.
Ya se había ido.

1 comentario:

Rodrigo de las Casas dijo...

algunos lo llaman el devenir del tiempo, el azar inevitable y fugaz